
Una vez más, Lewis Hamilton, tal vez aconsejado por su padre/manager, ha utilizado la misma táctica a la que nos tiene acostumbrados desde que inició sus pasos en la F1 al lado de Fernando Alonso.
El inglés vuelve a ponerse de santo y mártir ante los medios, declarando tras la carrera de Bahrein, que no quiere "estar en primer plano con la gente poniéndome por los suelos" (Pues haberlo pensado antes).
También declaraba no estar "cien por cien seguro de querer seguir en este deporte durante los próximos cinco años" (Nadie te iba a echar de menos).
Ya empiezan a cansar este tipo de declaraciones de alguien que siempre tira la piedra y luego esconde la mano.
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